jueves, 2 de enero de 2014

CAPÍTULOS 5-14




LA EVOLUCIÓN DE SIRA

A lo largo de estos capítulos, los lectores hemos presenciado dos cambios drásticos de lugar (Madrid-Tánger y Tánger-Tetuán); un enamoramiento arrebatador y pasional; una dolorosa despedida; un encuentro con el padre, que ha solucionado notablemente problemas económicos; pero sobre todo hemos observado que la vida de Sira, la protagonista, es una auténtica noria, con momentos de éxito y felicidad junto a momentos de una gran depresión. Entre los momentos de felicidad podemos destacar, sin duda, el viaje y los primeros días junto con su amante Ramiro en la atractiva ciudad de Tánger. Los primeros días conociendo la cosmopolita ciudad se situarían en el punto más alto de esa línea ascendente hacia la felicidad personal.

A partir de ese momento, la línea de la felicidad de Sira va descendiendo; primero, porque no es capaz de seguir a Ramiro en sus salidas nocturnas y en su intensa vida social. Comienza a desconfiar de él pero aún el amor no le deja ver la realidad. La línea de la felicidad de Sira cae en picado en uno de los momentos culminantes de todo el libro, que es la lectura de la carta de Ramiro cuando la abandona. A partir de este momento, el declive físico y moral de la protagonista cae en picado a través de una serie de acontecimientos encadenados en una especie de bajada a los infiernos: lectura de la carta, huida del hotel sin pagar, extravío por las calles de Tánger, viaje en autobús hacia Tetuán, aborto involuntario, desmayo, detención por parte de la policía.

Este es el peor momento, el más bajo en la dignidad personal de la protagonista. A partir de esta situación, y muy lentamente, la línea de la felicidad de Sira va subiendo lentamente, no sin esfuerzos ni sin peligros, hasta que llegamos a la aventura donde la protagonista pone en juego su vida para vender armas con el objetivo de autofinanciarse un taller de costura y una nueva vida. Este acontecimiento supone otro punto de inflexión importante, pues después de él los lectores vemos a Sira mucho más segura, reinventando su vida, su forma de ser e incluso de vestir, lo cual va muy unida en la protagonista. 

Sira siempre ha buscado la felicidad, pero en este caso no es como en el viaje a Tánger con Ramiro. Sira ha evolucionado, ha madurado. Antes se dejó arrastrar por las pasiones y realmente no era ella quien decidía, sino los demás, sean su madre, Ignacio, Ramiro o la propia pasión, la cual dominaba la razón de Sira. Ahora no; ahora ella quiere tomar sus propias decisiones. Prueba de ello es que escoge entre varias opciones a la hora de arrendar el local del taller de costura, y lo hace muy racionalmente. Sira razona, escoge a sus amistades, planifica su vida de un modo mucho más racional. Sira es dueña de su vida por primera vez. En esta evolución, algunos personajes han sido decisivos.

En todo ello vemos una voluntad por parte de la autora de dotar a la protagonista de realismo. Como ocurría en las novelas realistas de finales del siglo XIX, los protagonistas son personajes comunes, no héroes como en las obras románticas. Sira pasa miedo al enfrentarse a acciones que ella misma admite que no son para ella, para las cuales no está preparada. Ella se ve abocada a hacer acciones arrriesgadas, pero en ningún momento las busca, solo las emprende porque le son imprescindibles para sobrevivir.




UNAS NOTAS SOBRE EL LENGUAJE

Hasta ahora, lo que más llama la atención del lenguaje utilizado en la novela es su registro llano o estándar, perfectamente inteligible, como corresponde a la fuente de la voz o perspectiva, que es la protagonista en primera persona. Aunque el lenguaje, estándar pero elaborado, pudiera resultar un poco elevado, en principio, para la extracción social y la formación cultural de la protagonista (de la que no se han dado demasiados datos) sí resulta verosímil por dos factores: en primer lugar, porque, sin adelantar nada del final, se supone que la narradora escribe su historia desde una situación futura que le ha podido proporcionar una suficiente preparación; en segundo lugar, porque la narración está salpicada, aquí y allá, por numerosos elementos del lenguaje coloquial, giros lingüísticos, usos coloquiales, refranes, frases dichas, elementos populares, etc.

Esto lo vemos en la propia narración de hechos pero, muy especialmente, en la transcripción de ciertos diálogos, tanto de la protagonista como, en concreto, de su madre y, muy señaladamente, del personaje de Candelaria, que constituye un auténtico acervo lingüístico de cultura popular. Observemos, por ejemplo, el siguiente texto:

"¡Y vuelta la burra al trigo! Pues si me trincan, rezamos al Cristo de Medinaceli para que don Claudio tenga un poco de misericordia, nos comemos una temporadita en la trena, y aquí paz y después gloria" p. 118

"-Pues la hemos jiñado. Pues no me seas ceniza antes de tiempo, alma de cántaro. No hay que ponerse en lo peor: tenemos que ser positivas y echarle un par de narices al asunto. Nadir va a venir a solucionarnos a ti y a mí la vida con todas las miserias que llevamos a rastras..." p. 119.

"-La cosa está muy fea, niña, muy requetefeísima --dijo entre dientes--. Aquí no hay piedad ni miramientos, y en cuantito alguien se significa una miajita, se lo llevan por delante antes de decir amén" p. 134.



                                                                Jalifa y Candelaria
   

TRES MOMENTOS PARA COMENTAR                                            


Uno de los textos, como no podía ser de otro modo, es la carta que le deja Ramiro a Sira tras su marcha, huida o abandono:

"Sira, mi amor:
Antes de que sigas leyendo quiero que sepas que te adoro y que tu recuerdo vivirá en mí hasta el fin de los días. Cuando leas estas líneas yo ya no estaré cerca, habré emprendido un nuevo rumbo y, aunque lo deseo con toda mi alma, me temo que no es posible que tú y la criatura que intuyo que esperas tengáis, de momento, cabida en él.
Quiero pedirte disculpas por mi comportamiento contigo en los últimos tiempos, por mi falta de dedicación a ti; confío en que entiendas que la incertidumbre generada por la ausencia de noticias de Academias Pitman me impulsó a buscar otros caminos por los que poder emprender el tránsito al futuro. Fueron varias las propuestas estudiadas y una solo la elegida: se trata de una aventura tan fascinante como prometedora, pero exige mi dedicación en cuerpo y alma y, por eso, no es posible contemplar a día de hoy tu presencia en ella.
No me cabe la menor duda de que el proyecto que hoy emprendo resultará un éxito absoluto pero, de momento, en sus estadios iniciales, necesita una cuantiosa inversión que supera mis capacidades financieras, por lo que me he tomado la libertad de coger prestado el dinero y las joyas de tu padre para hacer frente a los gastos iniciales. Espero poder algún día devolverte todo lo que hoy adquiero en calidad de préstamo para que, con los años, puedas cederlo a tus descendientes igual que tu padre hizo contigo. Confío también en que el recuerdo de tu madre en su abnegación y fortaleza al criarte te sirva de inspiración en las etapas sucesivas de tu vida.
Adiós, vida mía. Tuyo siempre.
RAMIRO
PD. Te aconsejo que abandones Tánger lo antes posible; no es un buen lugar para una mujer sola y, menos aún, en tu actual condición. Me temo que puede haber quien tenga cierto interés en encontrarme y, si no dan conmigo, puede que intenten buscarte a ti. Al dejar el hotel, trata de hacerlo discretamente y con poco equipaje: aunque voy a procurarlo por todos los medios, con la urgencia de mi partida no sé si voy a tener oportunidad de liquidar la factura de los últimos meses y jamás podría perdonarme que ello te trastornara en manera alguna" pp. 70-71.

Otro, muy importante desde el punto de vista histórico, es la narración que hace el comisario a Sira sobre la situación de España en esos momentos tan delicados. ¿Objetividad, subjetividad, compromiso, evasión, perspectiva popular...?

"Media España está en manos de los sublevados y la otra media permanece leal al gobierno. Hay un caos tremendo, desinformación y falta de noticias; en fin, un absoluto desastre [...] De aquí surgió el alzamiento; de aquí, de Marruecos, salió el general Franco y aquí se inició el movimiento de tropas. Hubo bombardeos en los primeros días; la aviación de la República atacó la Alta Comisaría en respuesta a la sublevación, pero la mala suerte hizo que erraran su objetivo y uno de los Fokkers causó bastantes heridos civiles, la muerte de unos cuantos niños moros y la destrucción de una mezquita, con lo que los musulmanes han considerado tal acto como un ataque hacia ellos y se han puesto automáticamente del lado de los sublevados. Ha habido también, por otra parte, numerosos arrestros y fusilamientos de defensores de la República contrarios al alzamiento: la cárcel europea está hasta arriba y han levantado una especie de campo de reclusión en El Mogote. Finalmente, con la caída del aeródromo de Sania Ramel aquí, muy cerca de este hospital, se acabaron los bastiones del gobierno en el Protectorado, así que ahora todo el norte de África está ya controlado por los militares sublevados y la situación más o menos calmada. Lo fuerte, ahora, está en la Península" p. 84.

Y el último, una reflexión personal de la protagonista acerca de las múltiples mujeres que hay y habido en una sola mujer, ella misma, que se ha reinventado en varias ocasiones:

"En escasos meses había dado un portazo en la cara a todo mi ayer; había dejado de ser una humilde modistilla para convertirme de manera alternativa o paralela en un montón de mujeres distintas. Candidata apenas incipiente a funcionaria, beneficiaria del patrimonio de un gran industrial, amante trotamundos de un sinvergüenza, ilusa aspirante a directiva de un negocio argentino, madre frustrada de un hijo nonato, sospechosa de estafa y robo cargada de deudas hasta las cejas y ocasional traficante de armas camuflada bajo la apariencia de una inocente nativa. En menos tiempo aún debería hacerme con una nueva personalidad porque ninguna de las anteriores me servía ya" p. 154.


DOS VÍDEOS DE MOMENTOS IMPORTANTES

Ramiro abandona  a Sira en Marruecos:




Sira consigue pasar las armas sin que la descubran: